
El servicio postal en México, a través de los siglos
El correo en México se institucionalizó como un servicio público desde el 1 de enero de 1884, cuando entró en vigor el Código Postal de los Estados Unidos Mexicanos, así como el primer Reglamento y Manual de Organización de la Administración General de Correos, ambos publicados por el presidente Manuel González (1880-1884). A partir de ese momento, el correo siguió una ruta donde los cambios de adscripción, denominación y estructura fueron una constante en su historia.1 Prueba de ello es que, al pasar poco más de un siglo, -el 20 de agosto de 1986-, fue transformado en un organismo descentralizado, llamado SEPOMEX (Servicio Postal Mexicano).2
Desde el siglo XIX, el correo fue considerado un servicio público estratégico, reservado exclusivamente al Estado
Por su naturaleza, el correo nació vinculado al desarrollo de la comunicación a distancia, marcando una transformación definitiva en el cultivo de las relaciones humanas e interpersonales, pero también en el fomento de las actividades comerciales y económicas. De ahí que, desde el siglo XIX, este sector haya sido clasificado como estratégico y, por lo tanto, “reservado en forma exclusiva” al Estado mexicano.3 Dicha atribución, se mantuvo inalterada durante el Porfiriato, periodo en el que el correo experimentó un cambio relevante, ya que, en 1891, al ser creada por decreto, la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, el servicio postal fue integrado como uno de sus ramos esenciales.4
En 1901, la SCOP publicó las Cartas Postales de la República Mexicana con las rutas de correo en todo el territorio
En ejercicio de sus facultades, la SCOP expidió en 1899, un nuevo Código Postal, al tiempo que estrenó el nuevo siglo (1901), con la responsabilidad de prestar el servicio de correo. Asimismo, la Secretaría dio a conocer las Cartas Postales de la República Mexicana5, donde consignó información completa y actualizada sobre las rutas y recorridos cubiertos por la Dirección de Correos en todo el territorio.
En el cambio de siglo, el correo fue la forma de comunicación más efectiva
El crecimiento cualitativo (1,742 oficinas distribuidas en el país) y, cuantitativo (movimiento de más de 130 millones de piezas) del correo, propició que en el periodo de entresiglos, se consolidara como la forma de comunicación escrita más efectiva dentro y fuera de México. Condición que no varió con la inestabilidad generada por la revolución de 1910, etapa en la que el servicio postal cambió constantemente de nombre y estructura, sin interrumpir por ello, su función estratégica de garantizar el manejo y la entrega de la correspondencia para contribuir “al desarrollo y el bienestar general de la nación.”6
El servicio postal mexicano escribe una nueva historia
Al convertirse en SCT en 1958, la Dirección General de Correos quedó bajo la responsabilidad de la dependencia
En 1958, de la mano de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, el servicio postal sufrió el cambio más radical vivido por la dependencia en sus entonces 67 años de vida, pues con la publicación, de la Ley de Secretarías y Departamentos de Estado7, el gobierno federal dispuso la formación de dos entidades nuevas: la Secretaría de Obras Públicas (SOP) y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), bajo cuya responsabilidad figuró la Dirección General de Correos.
Consciente de sus tareas, pero sobre todo de la necesidad de mejorar el servicio postal, la SCT sopesó la importancia de implementar un Programa de Correos (1964-1970), que le ayudara a conocer el mercado, el volumen de operaciones y las características de la administración del correo a lo largo y ancho del territorio nacional. Tras meses de estudio y análisis, la Secretaría determinó adoptar un sistema que optimizara las funciones entre las diferentes oficinas de correos, además de crear una Oficina de Mecanización Postal y un Departamento de Emisiones Postales. Si bien, estas medidas contribuyeron a que la dependencia reestructurara con éxito a uno de sus ramos tradicionales, también propiciaron que el sector de correos se sumara a la política de “desconcentración” que por entonces comenzaba a dominar en la administración pública federal.
En medio de un proceso de desincorporación, el sector de correos comenzó a operar con gerencias regionales
La tendencia de “desincorporación en aras de hacer más eficiente al Estado”, alcanzó al sector postal, el 16 de noviembre de 1979, cuando mediante el “Acuerdo por el cual se modifica la estructura orgánica de la Dirección General de Correos”, comenzó a operar únicamente con diez gerencias regionales con las que se propuso “ampliar su radio de acción y mejorar la eficiencia de uno de los servicios públicos ampliamente utilizado por los diversos sectores de la población.”8
SEPOMEX nació con personalidad jurídica y patrimonio propios para mejorar la prestación del servicio postal
Las transformaciones en el ramo de correos no se detuvieron en las décadas finales del siglo XX, pues hacia la mitad de los años ochenta, su reconfiguración se extendió hasta el 20 de agosto de 1986, fecha en la que nació el Servicio Postal Mexicano como un organismo descentralizado. Inserto en una de las reformas administrativas más severas en el México contemporáneo, el SEPOMEX fue atribuido de personalidad jurídica y patrimonio propios con el objetivo de “dedicarse a la prestación, organización y control de los servicios de correos, para que, con autonomía de gestión, aplique los sistemas que mejoren la productividad y la eficiencia de la prestación del servicio postal.”9 Como órgano descentralizado, SEPOMEX no quedó supeditado jerárquicamente a ninguna otra entidad de carácter estatal. Sin embargo, en el decreto de creación se estableció que sus actividades y servicios quedarían bajo la regulación, inspección y supervisión de una autoridad central, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
El servicio postal tiene la infraestructura, la red logística y el personal de correos con mayor presencia en México
Forjador de la infraestructura, la red logística y el personal de correos con mayor presencia en todo el país, el servicio postal mexicano no ha dejado de encarar diferentes desafíos, en especial, los impuestos por el siglo XXI, donde la inmediatez de la comunicación electrónica, la capacidad de transporte y la competencia de empresas de mensajería nacionales e internacionales, lo han impulsado a modernizarse de forma continua. Incluso, en su denominación, la cual, desde septiembre del 2008, sintetiza más fielmente su misión e historia con el nombre de Correos de México.10