
La SCT en septiembre de 1985
Sube del fondo el viento de la muerte.
El mundo se estremece en fragor de muerte.
La tierra sale de sus goznes de muerte.
Como secreto humo avanza la muerte.
De su jaula profunda escapa la muerte.
De lo más hondo y turbio surge la muerte.
El día se vuelve noche,
polvo es el sol,
el estruendo lo llena todo.
Miro la tierra, José Emilio Pacheco
Los días 19 y 20 de septiembre de 1985 dos terremotos estremecieron a México. El primero, con una magnitud de 8.1 grados tuvo su epicentro en las costas de Michoacán produciendo daños en la Ciudad de México, así como en los estados de Jalisco, Colima, Puebla, Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Chiapas. El segundo, ocurrido la noche del día siguiente, fue reportado como una réplica que, pese a su menor dimensión (7.6 grados), significó un devastador golpe en la vida y el ánimo de los mexicanos.1
A la tragedia por víctimas mortales, se sumaron daños en la infraestructura de comunicaciones y transportes
A la tragedia generada por las víctimas mortales, los desaparecidos y las personas bajo los escombros se sumó la destrucción material reflejada en el colapso -total o parcial- de construcciones como viviendas, hospitales, planteles escolares, fábricas y edificios públicos, además de numerosas afectaciones en la infraestructura de comunicaciones y transportes. De hecho, en los minutos inmediatos al sismo de la mañana del jueves 19 de septiembre, la telefonía2 quedó suspendida dejando incomunicado al país, hacia dentro y fuera de sus fronteras. Por si fuera poco, vías carreteras, ferroviarias, puertos y aeropuertos sufrieron importantes deterioros en las entidades ubicadas en la zona epicentral.3
La SCT registró severas pérdidas en el conjunto de edificios que albergaban su emblemática sede
Responsable de los anteriores sectores, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, además registró severos daños en su sede principal, localizada en la colonia Narvarte de la Ciudad de México, pues “la SCOP” -como aún se le denominaba, coloquialmente- atestiguó el derrumbe de los pisos superiores de sus edificios A y B, así como afectaciones graves en la estructura del edificio H, el cual tuvo que ser demolido tiempo después.4
Personal de la SCT trabajó en la rehabilitación de todos sus servicios, sobre todo, la telefonía
Ante la gravedad de las circunstancias, el personal de la SCT ubicado en la capital, así como el asignado en las entidades de la República impactadas, se abocó sin descanso a rehabilitar y garantizar todos los servicios prestados por la dependencia, en particular, la telefonía de larga distancia nacional e internacional. Asimismo, la Secretaría trabajó arduamente en el restablecimiento de otras formas de comunicación como el télex, el telégrafo y el sistema de microondas, pues de ello dependía la organización más rápida y efectiva de las acciones emprendidas por el gobierno federal para afrontar uno de los momentos más complejos y dolorosos en la historia reciente de México.
El Aeropuerto Internacional “Benito Juárez”, concentró la recepción de la ayuda nacional y extranjera
En el ramo de los transportes, la SCT encontró daños en vías férreas, carreteras, capitanías de puerto, puertos industriales y pistas de aterrizaje localizadas en la región de Lázaro Cárdenas, Michoacán, por lo que se priorizó su urgente reparación. En cuanto a las operaciones aeronáuticas, a manera de medida precautoria, la Secretaría suspendió la navegación áerea durante 30 minutos, con el propósito de verificar las condiciones de pistas, plataformas, edificios terminales e instalaciones de combustible. No sobra decir, que la revisión hecha en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, “Benito Juárez”, se ejecutó con alta prioridad debido a que la terminal concentró la recepción de la ayuda nacional y extranjera enviada en auxilio de la población.
SATÉLITE MORELOS I, NUESTRO LAZO CON EL MUNDO
La SCT restauró servicios públicos esenciales durante un momento crítico para el país
Al igual que para el país, septiembre de 1985 representó un enorme desafío para la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pues recibió la encomienda de rehabilitar los servicios públicos que terminarían siendo esenciales durante las horas y los días posteriores a la catástrofe. Ocupando el mismo grado de relevancia que el rescate de sobrevivientes, la atención médica, el entierro de cadáveres y la conservación de la seguridad pública, la recuperación de las líneas telefónicas y la permanencia de las señales televisivas fueron tareas prioritarias para la SCT.
El Satélite Morelos I fue el portador de las comunicaciones internas y externas de México
Para el logro pleno de estas labores, la Secretaría se valió del Satélite Morelos I, puesto en órbita en junio de ese mismo año5, logrando ser el elemento fundamental para la comunicación tras los sismos de 1985, pues gracias a su uso, la transmisión por televisión (pública) no se interrumpió ni un solo minuto. De esta forma, “el satélite se convirtió en el portador de las comunicaciones auditivas y visuales de la capital de la República con el resto de los mexicanos”6, sobre todo, porque la televisión estatal (Canal 13, Imevisión) comenzó a recibir y a difundir información e imágenes desde los lugares de los hechos, así como a servir de puente entre familiares y amigos que se reportaban desde distintos puntos de la capital y de otros estados de la República.7
Las telecomunicaciones operadas por la SCT enlazaron el territorio nacional y nos conectaron con el mundo
Sin imaginar que el proyecto satelital mexicano impulsado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en la década de los ochenta, prestaría a tan escasos meses de haber sido puesto en marcha, un enorme servicio a México, el Morelos I, -bautizado así, en honor del libertario independentista-, demostró con creces su capacidad como instrumento para las telecomunicaciones, pues a través de él, fue posible enlazar el territorio nacional y conectarnos con el mundo, llevando el testimonio vivo de una de las experiencias más dramáticas para cualquier sociedad.